27.5.09

Me costó mucho mentalizarme y asi salir de la cama. Puse la alarma a las 9, y a esa hora desperté, pero el calor que me brindaba estar tapado hasta el cuello con mis frazadas me obligaba a quedarme ahi tirado, observando la hora de mi celular con cargo de conciencia "Matías flojo levantate, hasta cuando!"... a pesar de eso, seguía, tirado, recién despierto, pensando leseras.

No sé qué pasó, que desperté dos horas mas tarde recordando un sueño que había tenido recién. Me quedé dormido nuevamente, y ya, no podía seguir ahi asi que me obligué a saludar al nuevo frío día, y arriba.

Como siempre, bajo las escaleras y me pillo a mi hermano viendo tele esos programas de mierda que detesto y el simplemente los ama, al igual que al fútbol y las mujeres. El es un tanto arisco, peor que yo, y aún sabiendolo lo molesto abrazandolo o sobándole el pelo, o diciendole "Yapo, sírveme desayuno, hasta cuando weon!"... Sé que no lo hará asi que me lo hice yo, y de seguido todas las actividades de mañana, hasta que me encontré listo y arreglado para salir. Mi mamá me encargó unos trámites asi que partí a hacerlos a eso del mediodía. 

Me entusiasmé con el encargo de mi mamá, ya que debía ir al barrio financierou de nuestra capital. Me gusta mucho visitar esos lugares, son super ordenados, la arquitectura de ahi es ejemplar y es todo muy, cómo decirlo... me gustaría que Santiago en su totalidad fuese asi de lindo. Para ubicarlos espacialmente, me refiero a la altura de El Golf.

Al bajarme del metro el cambio en la gente es notorio. Mucho ejecutivo, mucha niña bien vestida y universitario común y corriente. Abrigos y trajes por todos lados, gente sonriendo. Extrañé la presencia de niños. Caminando llegué a mi destino, hice lo correspondiente, y al salir me dieron ganas de seguir caminando y no devolverme a casa de inmediato, asi que obedecí a mi mente, y seguí mi caminata. 

Llegué a Isidora Goyenechea, a la Plaza Perú. Me senté un rato ahi a observar a la gente y a mi entorno. La gente se destacaba por las características que acabo de mencionar, igual que el entorno. Ordenado, limpio... Durante unos minutos quise fumar, pero creo que ya no me convence gastar dinero en eso asi que preferí guardarlo. En eso, comencé de nuevo mi camino por la dicha calle. Me detuve al frente de Starbucks por un instante, recordando a Nicole y a Cristóbal, ya que con ellos había estado ahi hace un par de semanas, y seguí. Mi intención en este paseo era llegar a observar el edificio Titanium y a su avanzado estado. Llegando a la esquina donde se encuentra esta torre se me vino a la boca un saborcito bien especial, como a café ponte tú... y casi instintivamente, me devolví, si, me devolví, a Starbucks.

Nicole y su vaso de rico café, un día de Abril

Me hice caso a mi mismo, me dieron ganas de uno! Bueno, ya sabrán ustedes que uno de mis brebajes favoritos es el café, y la tienda que me da en el gusto es ésta. Me compré un Mocha grande, y ya teniéndolo en mis manos, volví al edificio.

Ya en la esquina, me detuve, mucho tiempo. Me dediqué a observarlo en todos los ángulos posibles, casi me doy la vuelta completa. Llegué al frontis de la embajada de Estados Unidos, y me senté, junto a mi café y a la vista que tenía del nuevo "rascacielos" criollo. Estando ahi recordé ese día que acompañé a Ismael a hacer su trámite de visa en la embajada y todo lo que hicimos posteriormente. También me acordé de la Pauli, me imaginé junto a ella analizando el edificio.

Me terminó encantando, pero el hambre me dió señales y empecé mi camino al metro. Yo feliz, chocho con mi café, y con esa vista linda de uno de los nuevos "skylines" de Santiago. Cada vez que me alejaba, volvía mi vista para observar, me gusta observar todo (todo, todo) desde todos los puntos de vista posibles. Y así fué, de hecho, pocos metros antes de llegar a la estación, el edificio aún se podía presenciar, y me fui con una imagen similar a ésta.

Estos paseos solitarios me gustan, a pesar de darme esos gustos tan "personales", extrañé a cierta gente. Me gustaría poder compartir algunos detalles con la gente que quiero, pero no se puede tener todo en la vida no? 

Aún asi destaco que, sólo me centré en observar, y no en pensar. Al fin, un logro.

10.5.09


Recordaba que mi alarma la había programado a las 10, y eran las 9 am. Aún asi la apagué, y seguí durmiendo como se me ha hecho costumbre, pero no era un día normal, sino un día de trámites, asi que evadí un poco mi gran pereza y me levanté. Mi pieza estaba hecha un asco, como siempre pensé en que "este fin de semana" la iba a ordenar. Mientras buscaba mi ropa pensaba en mi itinerario para el día, y que apenas terminara todo, llamaría o le avisaría al Chris para ver a que hora nos juntamos dependiendo de lo libres que estemos. 

El día estaba frío. Me di cuenta de eso cuando empecé a desvestirme en el baño para entrar a la ducha. Como que ya todo lo calculo, desde que mi pie descalzo siente el frío de la cerámica hasta que la ducha termina y mi cuerpo húmedo siente esas brisas frías, de esas que te hacen buscar la toalla como desesperado mientras te aguantas tiritando. Amo las duchas en días fríos y calurosos, especialmente cuando el frío acompaña y esa bruma calientita queda en el baño. Al salir de ahí me vestí y ordené los papeles. Sólo pensaba en que al final del día me distraería juntandome con Chris y tener una buena conversación. Esperaba eso, bueno, ademas de terminar todos los trámites.

Ese día no tomé la 104 como de costumbre, sino que como debía fotocopiar unos documentos,el bazar me quedaba justo en el camino hacia el colectivo, asi que lo tomé. Me fui en la línea 5 esta vez. Hace meses ya no uso esa línea, mi rutina ha cambiado. Sólo esperaba no encontrarme con nadie conocido, no era un día para que sucediera, mi ánimo no lo permitía, sólo quería mantenerme enchufado a mi mp3 mientras mi viaje en metro duraba... 

Y en estación Santa Ana asi fue, me encontré con Jaime. Combinamos juntos y conversamos un corto rato. Me comentaba que onda su taller y los demás ramos, que debía trabajar en la universidad y que quería dormir. Entendible, muy. Hasta que llegó la pregunta del millón:

"Mati, qué onda que no te he visto en tu taller?"

Yo sólo atiné a responder que me daba mucha flojera y que no tenía ganas, a pesar de las entregas que ya han habido. Pero no, no quería que supiera lo de mi situación, aún no. Me da lata hablar del tema generalmente. Hasta que llegué a estación Los Héroes donde debía bajarme. Me despedi de Jaime muy rapido no recuerdo por qué, y salí del tren. Caminando como si fuese muy apurado, subi al bandejón de la Alameda, y me fui a ver qué onda la revalidación del pase. Recuerdo que vi mi celular para revisar si iba bien en la hora. Sip, iba bien, 11 am.

Llegando a la facultad aquella que me desagrada, empecé a notar que no había gente, y decidí leer nuevamente el informativo por si se me había ido algun detalle.

"La adhesión del sello 2009 partirá a las 14 hrs."

Lo único que pensé fue en un "cuec" y me retiré del lugar pensando en qué debía hacer. Asi que para hacer hora, decidí ir a dejar mis documentos para ponerle fin a mi situación en la universidad. Al llegar allá revisé mis documentos, todos estaban ok, hasta que leí de nuevo la lista de los que debía traer, y me faltaba una fotocopia de carnet. "Qué Paja!!" fue mi expresión, asi que tuve que devolverme a buscar una fotocopiadora por ahi.

Mientras caminaba analizaba el día y la ropa de la gente, no en el sentido de moda, sino en el tipo de prenda. Bufandas, chalecos de lana, abrigos. Todos varíaban entre el blanco, negro y sus valores, aunque tambien el color café era bien predominante. Todo eso acompañado de una bruma característica de esos días, que no sabes si son nubes o smog porque completamente TODO es gris. Es algo impresionante. Ahi me di cuenta que el verano ya no está y qe el frío llegó para quedarse un buen rato.

Al llegar al local para sacar fotocopia debi esperar, había mucha gente fotocopiando unos libros (completos), y eso toma tiempo. Pero estaba bien, asi que decidí esperar. A medida que el tiempo pasaba me empecé a desesperar de forma innecesaria, hasta que me atendieron. La atención no duró mas de dos minutos, y partí de vuelta a dejar los papeles.

Llegué a la oficina para ahora si dejar los documentos, y nuevamente, lleno de gente. Por suerte llegué a la hora. Esa oficina cierra a las 12 45 pm y llegué diez minutos antes. Me quedé ahi, esperando junto a todos esos chiquillos que posiblemente estaban viviendo un día similar al mío. Me atendieron, llené un formulario, firme unos cuantos papeles, y me fui. 

Cuando salí de la oficina eran las 13 10. En ese momento pensé en irme a la casa (de puro flojo) y no esperar a las 14 hrs para el sello del pase, y justo en ese instante pensé en lo que me dijo la Nicky la noche anterior sobre el diario El Mercurio. Le dije que lo compraría y para hacer hora me convenció. Partí al centro a darme una vuelta y a buscar el diario.

Me fui por la Alameda. Hoy me dio gusto ya que el calor no me agobiaba, y observé detenidamente la Moneda, el montaje del bicentenario al centro y las banderas chilenas flameando. Seguí hasta la calle Nueva York observando si algún kiosko tenía el diario expuesto. Ninguno lo tenía, pero yo de tonto tampoco pregunté. Llegué al paseo Ahumada, y uno a uno fui preguntando. A nadie le quedaban. Llegué a Huerfanos teniendo la esperanza de que hubiera alguien para abrazar, era jueves asi que debía haber alguien como lo recordaba. Pero no, me equivoqué y me quedé con las ganas. Suelo hacer eso en mis jueves solitarios, bueno, solía, y ese momento era perfecto para recibir o dar un abrazo gratis a cualquier persona.

Llegando a la Plaza de Armas vi a una señora cerrando su localcito, y ella justo tenía EL último. Lo compré y luego vi la hora, 14 05 pm. Estaba bien, ahora sólo pensaba en salir del trámite del pase y llamar al Chris, pero mientras pensaba me invadió una sensación de tranquilidad que no esperaba, y me animé. Decidí darme mas vueltas y pasear por el centro. Visité muchos locales y observé muchos productos, a ver si alguno me convencía y podía adquirirlo, pero no, evité gastar de forma innecesaria y seguí paseando.

Caminé, caminé, hasta que decidí volver a la universidad a lo del pase escolar, asi que emprendí. Mientras caminaba me dió mucha hambre y ganas de tomar algo rico. Vi justo el Starbucks de Agustinas, pero me aguanté, ya que tenía planeado un café para el viernes y debía guardar las ganas. Me compré un café de máquina, que igual me dejó satisfecho durante el camino, aunque se me hizo dificil ir con mi bolso, el diario y el café en mano.

La bruma gris me seguía, era increíble. No me dejaba ver mas allá de la Moneda mientras caminaba, era una neblina asquerosa, pero es tan típica en estos dias de transición que incluso llegué a quererla y me sentí feliz de tenerla de vuelta. Me gusta cuando las cosas se ubican y llegan en su momento perfecto. Frío en invierno, calor en verano.

Llegué a la facultad, y quedé plop por la fila enorme que había para el tramite del pase. En lo único que pensé fue en Christopher, no quería fallarle, pero ya eran las 14 30, y debía hacer esa fila. Me arriesgué y me uní, pero él estaba en mi mente, ya quedaba poco para que saliera. Sólo quería que se terminara luego la fila para completar el trámite e ir en su búsqueda.

No fue asi. La fila avanzó lento, lento, lento. Dieron las 16 30, hora aproximada en que Chris se desocupaba. Lástima que unos minutos antes le avisé por celular que ya mi ausencia era casi confirmada esta vez, y que me perdonara. No me gusta dejar a la gente asi, porque no sabes qué tipo de planes tenían o qué cosas dejó de hacer la otra persona para llegar a un acuerdo contigo. Pero no pude hacer nada mas. Sólo esperé a que Chris no se enojara y me entendiera.

Hasta que hice el trámite y lo terminé.

"Te devolvieron $530 a tu carga en el pase, parece que te debían dinero"

Me dijo la señora al terminar el asunto. Y si, me debían plata por el error que cometieron conmigo el año pasado. Al salir de ahi, vi la hora, 17 35 pm. Aún asi, de forma extraña, mi mente rondaba en dos zonas. La primera era Chris y mi molestia de haberlo dejado plantado, y la segunda eran esos ánimos rarísimos de pasear y no volver aún a casa. Me dejé llevar, y decidí ir a darme vueltas al Plaza Vespucio.

Estaba bien vacío, para ser jueves en la tarde. Generalmente se llena de escolares dando jugo por ahi. Recuerdo que llegué al cine, a ver la cartelera, y como andaba con dinero, pensé en entrar, pero no me convencí, como que nunca me convenzo, y decidi seguir. Visité librerías, tiendas de ropa, música, accesorios. Observé la arquitectura de la nueva zona que inauguraron hace poco, muy linda por lo demas. En realidad me dejé llevar, impulso que sentía lo hacía, que me llevó a pasear por tiendas que nunca me había detenido a observar. Abrí un poco mas los ojos, me sentí entusiasmado, y seguí... Seguí.

Seguí hasta el metro. Bajarme en Macul y luego tomar la micro. Llegando a dicha estación es muy característico el olor a fritura. Abajo hay muchos puestos de sopaipillas, particulares, porque están todo el año y no sólo ahora con el frío, por ende el olor es permamente. Saqué mi pase ya revalidado (al fin) y tomé la micro. 

Llena, como siempre, al igual que ese olor, a sopaipilla con mostaza que la gente las compra y las come arriba de la micro, como siempre. El trayecto a mi casa es bien peculiar. Pensaba en que siempre me topo con algun vecino y nos vamos conversando en el trayecto, o pasa que me doy cuenta cuando se bajan y yo me bajo un paradero mas allá (vivo entre dos). 

Esta vez no me encontré con nadie, ademas mi mente estaba en otra, en esa bruma invernal extraña, pensando en qué sermón me dará Christopher, o en qué me encontraré en mi casa al llegar para comer (no había almorzado, me aguanté todas las ganas de comer chatarra pero debia guardarlas por un compromiso que tenía... cuando ando solo suelo ser egoista con el mati). El centro me trae muchos recuerdos.

La mente piensa muchas cosas mientras disfrutas días solitarios como éste. Penas, alegrías, preocupaciones me inundaron... El no saber hilar toda esa información me complica, pero en días asi, como mi siete de mayo, el pensar no tomó tanta importancia.